EL PODER DEL PERDÓN


Por David Wilkerson

Perdonar no es un acto de una sola vez, sino un estilo de vida, cuyo propósito es el de adentrarnos en cada bendición en Cristo. “Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os odian y orad por los que os ultrajan y os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos,” (Mateo 5:44-45).

De acuerdo a Jesús, el perdonar no es asunto de escoger o seleccionar a quien perdonaríamos. No podemos decir, “Me has herido demasiado, por lo tanto no te puedo perdonar.” Cristo nos dice, “Si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen también lo mismo los publicanos?” (5:46) No importa contra quien sea nuestro rencor. Si nos aferramos a él, nos llevará al resentimiento que envenenará cada aspecto de nuestras vidas. El no perdonar trae hambruna espiritual, debilidad y una perdida de fe, afligiendo no solamente a nosotros sino también a todos en nuestro circulo.

Jesús nos dice, “Por tanto, si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” (Mateo 6:14-15). No te equivoques; Dios no esta haciendo un trato con nosotros aquí. El no está diciendo, “Porque has perdonado a otros, te perdonaré. Nunca podremos merecernos el perdón de Dios. Solamente la sangre derramada por Cristo merece el perdón del pecado.

Mas bien, Cristo, en esencia, está diciendo, “La confesión total del pecado requiere que perdones a otros. Si te aferras a cualquier falta de perdón, entonces no has confesado todos tus pecados. El arrepentimiento verdadero requiere confesar y olvidar cualquier ofensa, crucificando cada rastro de resentimiento contra otros. Cualquier cosa menos, no es arrepentimiento.”

Esto va mano en mano con su Beatitud del mismo sermón: “Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.” (Mateo 5:7) Su punto: Perdona a otros, para que puedas moverte hacia la bendición y gozo de ser hijo de Dios. Entonces Dios puede derramar sobre ti muestras de su amor. Ciertamente, cuando Jesús dice, “Amad y bendecid a quienes os maldicen, para que así sean los hijos del Padre Celestial.” (ver 5:44-45), el nos esta diciendo: “El perdón refleja la verdadera naturaleza de los hijos de Dios. Cuando perdonas, estás revelando al mundo la naturaleza del Padre.”

“Amad, pues, a vuestros enemigos, haced bien,… no esperando de ello nada; [a cambio] y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es benigno para con los ingratos y malos. Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. … perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; … porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.” (Lucas 6:35-38).