ORANDO TODO EL TIEMPO



Por Leomel García.

"Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, Porque a ti oraré".
(Salmos 5:2).
Estas palabras dichas por el salmista David, reflejan de una manera muy directa, la devoción de él hacia el Señor. Al comenzar el Salmo 5 el salmista abre su corazón hacia su amado y le dice: "Escucha, oh Jehová, mis palabras;Considera mi gemir". Oh cuan gran pasión demuestran estas palabras, esta suplica genuina y sincera debe ser día tras día presentada delante del Señor. Muchas veces llegamos a su presencia con una máscara de religiosidad e hipocresía, queriendo aparentar lo que realmente no somos, ni tenemos; pero el Señor, quien conoce nuestros corazones, pesa nuestra oración. El salmista David estaba convencido de esto; cuando vamos al salmo 139 descubrimos porqué razón el salmista tenía éste gran peso en su corazón de poder ser escuchado por Dios: "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis pensamientos".(Salmos 139:23). Existe una gran diferencia entre la acción de oír y escuchar, si bien es cierto de que Dios oye todas nuestras oraciones y peticiones, también es cierto de que no todas nuestras oraciones son escuchadas. Este principio fue el que llevó a los discípulos a decirle a Jesús: "Señor, enséñanos a orar" (Lucas 11:1). "Enseñanos a orar" tiene que ver mucho más que con palabras, es el poder estar conectado al corazón del Padre para poder tener una comunicación plena y constante con él. 

Para comprender este fundamento bíblico, es necesario trasladarnos al momento en el cual Jesús le declaró "El Padre Nuestro" a sus discípulos. Vamos a descodificar un pequeño fragmento del mismo: "Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra". La conexión del cielo y la tierra, sólo puede ser posible a través del Padre y sus hijos, porque este es el diseño original, establecido desde el principio de la creación; pero producto del pecado del primer hombre, esa conexión constante, ese libre acceso hacia la presencia del Padre, fue desconectado. Pero era necesario que el Padre enviara a su único hijo para que esa imagen que fue distorsionada y dañada, fuera restaurada a través de Él. La oración del Padre nuestro es más que un modelo de oración, es una poderosa declaración que nos lleva de vuelta al corazón del Padre. Esta declaración comienza reconociendo que tenemos un Padre que está en los Cielos, cuya esencia es la Santidad y que sin esa santidad nadie puede llegar a él, de la misma manera que tiene un diseño que gobierna el universo y ese diseño es el de establecer su Reino en los corazones de los seres humanos para que tengan vida eterna y reciban el verdadero y único amor. Cuando declaramos "Venga tu Reino" estamos diciéndole al Padre: "Yo no me pertenezco, tú eres el rey de mi vida y corazón, ven establece tu reino, toma tu lugar y siéntate a reinar". Es necesario que renunciemos a nuestras ambiciones personales y egoísmo para que el Padre sea quien dirija nuestros pasos. Todo acto de rebeldía en contra del Padre comienza producto de permitir que el principio de la autosuficiencia se establezca en nuestros corazones. Ahora bien por qué Jesús declaró: "El Pan nuestro dánoslo hoy", La palabra "Pan" en este contexto tiene que ver con Alimento; pero ¿Qué tipo de alimento?, Jesús se refiere a aquel alimento que viene directamente desde el Cielo y que viene nosotros con el fin de santificarnos, purificarnos, renovarnos y limpiarnos. Este pan, el cual es su palabra, hace que seamos perdonados; y de la misma manera, que perdonemos a los demás: aquí fluye el amor de Dios. Para terminar iremos al principio de este escrito, yendo al Salmo 5, veamos esta maravillosa declaración del salmista: "Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; El malo no habitará junto a ti. (Salmos 5:4). "Mas yo por la abundancia de tu misericordia entraré en tu casa; Adoraré hacia tu santo templo en tu temor". (Salmos 5:7). Cuando estamos conectados al Corazón del Padre podemos entrar al lugar de su santo trono y recibir de su amor, no importa el lugar ni tampoco el tiempo podemos clamar a él y recibir su oportuno socorro. Oremos todo el tiempo, ya no somos huérfanos, somos hijos y como hijos tenemos libre acceso al regazo del Padre. Este es un buen momento para que te preguntes: ¿Estoy conectado al Padre?, ¿Están siendo mis oraciones escuchadas?, ¿Estoy reflejando su amor hacia los demás? .


Te bendigo en el nombre del Señor, su amor fluya dentro de tu corazón.